EL CAMBIO CULTURAL: CLAVE PARA EL DESARROLLO EN CORPOZULIA.

EL CAMBIO CULTURAL: CLAVE PARA EL DESARROLLO EN CORPOZULIA.

MARÍA ANDRADE RODRÍGUEZ
1997

La cultura es un sistema filosófico, ideológico que se hace praxis a través de valores, creencias, y formas claves y típicas de comportamiento, que son puestas en evidencias a través de ritos, tradiciones, costumbres; es decir las manifestaciones materiales, espirituales, estéticas e intelectuales de un pueblo. Ella nos da sentido de identidad y pertenencia dentro de un grupo.
El ser humano es, por naturaleza, un hacedor de cultura desde el mismo momento que comienza a observar y percibir las interacciones que se suceden en su entorno; primero por imitación, y/o aprendizaje vicario y luego internaliza modelos que serán la base para la producción de creaciones nuevas, recreaciones, ajustes e innovación en su manera de pensar, sentir y actuar, frente a un mundo en el que él mismo es centro de transformación cultural.
La cultura va desde lo macro en términos geográficos ( por ejemplo, Occidente, Oriente), hasta lo micro que es la familia, célula primaria de toda sociedad. En ella se inicia la consciencia de nuestro ser y hacer humano.
Hablo como punto de referencia de lo geográfico, aún cuando dentro de un mismo espacio pueden haber diferentes manifestaciones culturales.
En el Zulia hemos vivido un proceso de transculturización. El petróleo desdibujó la idiosincrasia del pueblo, cuando generó crecimiento sin preservación de lo mínimo de nuestra manera de hablar: Nace el “espitao”, “el wachiman”, “oranche”, solo algunos ejemplos que en mucho ha sido adverso a nuestra evolución como Estado. Pérdida de tradición hacia nuestra música porque hay maestros que ni la conocen, y no hay un plan de Estado para sembrar nuestra identidad en las nuevas generaciones, lo que origina carencias fundamentales para mantener la esencia de ser zuliano.
Hablamos de un regionalismo convertido en utopía, que algunos zulianos cacarean como realidad. Hoy, necesitamos restaurarlo. El “vocear” se convirtió para muchos en una vergüenza, sin saber que ese vos es de acercamiento y espontaneidad, redimir el valor de ser los primeros al liderar iniciativas de desarrollo; primeros en ser líderes con vocación social e intelectual. Es cierto, que faltó y falta un gran proyecto de integración cultural, que entierre la ambiguedad reinante y haga resurgir nuestra raices, y remozadas sembremos otras.
La mayoría de los occidentales tenemos una visión del mundo, de la vida, del trascender, distinta al mundo oriental, hoy es evidente, que muchos asumen modelos de vida que se intercambian de un hemisferio al otro, producto del acercamiento de las comunicaciones vía satélite, de la apertura del comercio internacional y de la necesidad de adoptar y adecuar nuevos modelos de vida y de encontrarnos en la universalidad, con fines de una sobrevivencia más sana y de mayor armonía interior y desarrollo colectivo.
En este momento, Europa está construyendo el gran proyecto cultural de su unificación sobre la base de la heterogeneidad de múltiples culturas, gran reto para lograr la coexistencia de valores y tradiciones primarias, y moldear nuevas expresiones en las cuales sus ciudadanos armonicen su vida en colectivo, desde lo económico hasta en su percepción de realidades e historia futura puesto que, de lo contrario, la confrontación sin rumbo se hará imperecedera.
Las instituciones de los poderes públicos, la familia y hasta las grandes, medianas o pequeñas empresas son reflejo de una manera específica de ser y abordar la realidad, esto es lo que crea el sistema sociocultural que desencadena actos específicos en cada una de ellas, expresión de su mapa de valores y actitudes que se convierten en su tarjeta de presentación. Estas son seres vivientes, dinámicos, tienen una misión y visión a veces explícita u otras tácita y compartida por todos, aún de manera inconsciente y que son parte de valores y creencias que conforman su acervo cultural. Ellos hacen que quienes la integran actúen de manera particular, crean en algo que le da fe, incentivos para la acción, es decir moviliza su energía hacia el éxito o un desenlace indeseado.
Explorar cual es la cultura que subyace en nuestra vida, en nuestra organización, es un ejercicio para reconocer nuestra identidad, saber de nuestros valores espirituales que dan sentido al ser y misión. Este ejercicio nos permite saber que valores incorporar para enriquecernos como seres plenos de recursos y posibilidades, que actitudes y conductas incorporar y modelar con constancia para propiciar cambios y ser mejores personas y miembros de una organización, de lo que somos o queremos ser o tal vez quedarnos tal cual.
En Corpozulia hemos desarrollado un conjunto de eventos de reflexión a través de los cuales hemos invitado a nuestros trabajadores a que descubran lo que somos, lo que nos distingue de otras organizaciones, lo que nos orgullece o lo que necesitamos mejorar. Hemos asumido el compromiso de generar cambios culturales a favor de un desarrollo perdurable. La organización la hemos comparado a una lente óptica que enfoca todo lo que poseemos, es decir, nuestra herencia de 27 años, “LA CULTURA CORPOZULIA”, lo que estamos incorporando para procurar el renacimiento y/o fortalecimiento de valores y en algunos casos el deslastre de otros, así como la introyección de modelos de conductas que enfoquen todas las energías a un propósito común. Reconocemos a Corpozulia como una organización que busca ser una corporación de desarrollo que responda ágil y con oportunidad a las necesidades de la región, capaz de liderar el desarrollo armónico e integral dentro y más allá de la región zuliana, a través de una visión de negocios rentables en lo económico y alto beneficio en lo social, que produzca bienestar regional y nacional, depositaria de energías latentes y potenciales que provienen de sus trabajadores, y que nos mueve a todos a trabajar centrados en una valoración hacia la persona, un alto sentido de honestidad, humildad, ética, corresponsabilidad, respeto, alto sentido ecológico en lo que emprendemos, vocación de servicio y mística, compromiso con la región y el país, una clara orientación a logros tangibles, desarrollo hacia la innovación permanente y un proceso de revisión constante para adecuarnos a las situaciones presentes y futuras, y que nuestra gente esté fortalecida y capacitada para ser primeros actores de cambios. Una Corpozulia donde el amor, el conocimiento y el poder estén en cada uno de nuestros trabajadores, para poder proyectarlo fuera de nuestras fronteras físicas.
Estamos en un proceso de redimensionar lo humano, en la lectura de quienes trabajamos y de nuestra presencia y horizonte, o sea, de nuestra cultura, conscientes de todo lo que poseemos y con que queremos hacer el camino hacia el desarrollo.

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