Andres Eloy Blanco-Juglar de Pueblo

Andres Eloy Blanco-Juglar de Pueblo
Por: María Andrade Rodríguez
1997

Cien años de vida, vida vivida en un ser total. Trascendió a la muerte, porque su obra es mayor que su nombre. Político amante de la democracia, maestro aún en horas oscuras de la dictadura en una Venezuela desafortunada, donde la juventud y el fervor por servir, fue mayor que las pretensiones personales de quienes se ocupaban en ese momento de ser la voz de un pueblo adolorido por el silencio del yugo que ensombrece la luz del intelecto y de la libertad del espíritu que necesita expandirse por encima de cualquier circunstancia adversa. ANDRÉS ELOY BLANCO, Cumanés, triunfador de premios en Madrid y otros lugares del planeta, conjugó en GIRALUNA, lo mejor y más fino de su magia poética. Poeta de musa anclada en las letras del país, del país que clama presencia de líderes con visión más allá de su tiempo, porque el tiempo esta presente aun después de lo transitorio El tiempo es el ayer , el hoy y el futuro de generaciones que de alguna manera hemos contactado con un ser humano íntegro, claro en su pensamiento y de su momento. Legó su obra de poeta, rico en su claridad comunicativa hacia el pueblo. Cito poesías sencillas: Angelitos Negros, La Renuncia, y Las Doce Uvas del Tiempo, pienso que en ellas perpetuó parte de su vida. Muchos de quienes apenas saben de su nombre conocen estas obras.
Lo venezolano y el criollo refrán tienen en él un intérprete calificado, trovador del sueño y la predigistación que ensalza al indio de cerebro vírgen, al negro, a la América toda Ello, es reflejo del amor universal, sin discriminación, desprendimiento del desinterés a lo mundano, y sobre todo de ser escultor del amor primario hacia nuestra madre. Inmortalizado en esas doce uvas expresión de la soledad, agonía, por la carencia del ser preciado. Amor Losadeño, desinteresado, sin prejuicios, amor solo amor y esa congruencia la manifestó en lo político, en lo pedagógico y en su vida personal con alto sentido de lo social expresado en múltiples ocasiones. Salió del país para preservar su vida del despotismo del dictador y su secuaces, cobijado por México desde allí siguió dando lecciones de cantor de la libertad y la prosa. Caminó más allá de su partido político, creencias proclamadas en su pensamiento de periodista, muerto físicamente de manera prematura, su espíritu es presencia de libertad para quienes la queremos, porque más allá de la casa y del país ella es nuestra cuando en el corazón se siente y expresa. Andrés Eloy Blanco es poeta contemporáneo en el cual dos días es insuficiente para comunicar su cuento, su amor.
Orgullosos estamos los hijos de Baralt, al rendir homenaje a este venezolano, expresión de ideales, hoy buscado por nosotros, encontrados por algunos y perdidos para otros. Hoy el juglar está vivo en su obra fecunda, en su ejemplo ciudadano, en sus avatares políticos de los que creemos en la política como principio del servicio al hombre de la ciudad y del campo.

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