El derecho a vivir



Esta reflexión no está vinculada a creencia religiosa alguna, ni criterios científicos.

Un embrión, un feto o como se le quiera llamar. Por mi parte, le llamo SER HUMANO. Un ser que sembramos en nuestro cuerpo y así como la raíz nutre a todas partes del arbol para que cumpla su funcion de prodigarnos, oxígeno, flores, frutos, sombra y hasta belleza; un niño es esa semilla que espera ser nutrido, es otro cuerpo en nuestro cuerpo y solo quiere nacer. Su primera cuna, el útero de la madre que desde sus entrañas le ayuda a desarrollar todo lo humano que es su ESENCIA.
Él necesita del cuerpo de esa mujer que  queriéndolo o no lo concibió y para terminar de florecer en su útero y necesita nutrirlo como la raíz al resto del arbol.
Ahora bien, quien no quiera tenerlo será responsable de sus decisiones. Solo es evidente que son dos cuerpos y no es lo mismo por ejemplo: extirpar las amígdalas, un órgano o un tumor que nos amenaza con la muerte que hacerlo con un SER indefenso que no pidió habitar en un cuerpo que lo mira con desprecio y lo expulsa como un indeseable desecho. Cada persona que actue según su criterio y yo me siento responsable de divulgar lo que creo puede servir para despertar consciencia.
María Andrade Rodríguez 

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