Entrevista a Nectario Andrade Labarca


Universidad Católica Andrés Bello
Centro de Investigación de la Comunicación
Red Venezolana de Comunicación y Cultura
Sala Virtual de Investigación Sofía Ímber y Carlos Rangel
Entrevistadores: Ímber, Sofía;
Entrevistado: Andrade Labarca, Nectario, ministro de Justicia;
Programa: Buenos días
Canal: Venezolana de Televisión
Fecha: jueves 14 de mayo de 1970
Nectario Andrade Labarca discrepó de la opinión del Ministro de la Defensa, Gral. García Villasmil, sobre la posibilidad de enjuiciar ante la Justicia Militar a los participantes en las manifestaciones ocurridas desde el jueves de la semana pasada. Hizo la salvedad de que no le consta que tal haya sido el sentido de las declaraciones atribuidas al Gral. García Villasmil.

- Podría ser que en esas manifestaciones, se hayan infiltrado individuos a quienes se les imputan actos delictivos cometidos en el pasado, en otras circunstancias, que son de la competencia de la Justicia Militar, y que tal haya sido el sentido de las palabras atribuidas al Ministro de la Defensa. Pero ciertamente, los actos aún delictivos que estuvieren relacionados con las manifestaciones de estos días, competen a los Tribunales Ordinarios.
El Dr. Andrade Labarca, negó que a causa de la prolongada situación de emergencia militar provocada por las guerrillas, exista en Venezuela el peligro de una militarización de la justicia, o de una excesiva influencia los militares, en asuntos que no les competen directamente.
- En la Cárcel Modelo de Caracas, en el llamado "Pabellón Nuevo", están alojados detenidos por delitos que pueden ser calificados de "políticos". Pues bien, todos están siendo juzgados por Tribunales Ordinarios; y en general, en todo el país, es muchísimo mayor el número de este tipo de indiciados que están siendo juzgados por la Justicia ordinaria, que el de quienes lo están siendo por la Justicia Militar.

Agregó:
- Tampoco hay contradicción entre las declaraciones públicas del Ministro del Interior, Lorenzo Fernández, y las del Ministro de la Defensa. No puede haberlas, puesto que ambos responden a la orientación política del gobierno, que es una sola, y la fija el presidente Caldera. Lo que sí es cierto, es que parece haber gente interesada en hacer creer a la opinión pública que esa contradicción existe, que hay dentro del gobierno, partidarios y adversarios de la pacificación. Eso es absurdo. No hay dentro del gobierno sitio para los adversarios de la pacificación. En relación con la intervención de la JRC, y pase al Tribunal Disciplinario de varios de sus principales dirigentes, el Dr. Andrade Labarca, quien ha sido destacado dirigente de Copei en el Zulia, respondió lo siguiente:

- El comunicado de la Dirección Nacional del partido Copei, en medio de su sobriedad, es bastante explícito y categórico. Ninguna organización política, máxime si tiene responsabilidades de gobierno, puede darse el lujo de que miembros suyos incurran repetidamente en faltas a la disciplina que ellos mismos se han comprometido a observar, con menoscabo del juego democrático interno, que es donde se deben ventilar las diferentes opiniones; y contribuyendo, de ese modo, a crear un clima de anarquía en el seno de la organización. Es de eso de lo que se trata, y no de ninguna represión de ideas disidentes. El Comité Nacional no hizo más que cumplir con su deber de mantener la disciplina y el orden en el debate interno.
Continuó:
- No hay en esto ninguna contradicción con la declaración del presidente Caldera hace algunos meses, de que prefería tomar analgésicos que no tener los dolores de cabeza que le pudiera dar la Juventud.
Una juventud política tiene, no sólo el derecho, sino además, el deber de ser inquieta y de preocuparse  por los problemas de adentro y de fuera del país. Lo que no puede hacer, es violar sistemáticamente las normas de la organización, del partido en el cual libremente han decidido militar. La JRC no debe dejarse  arrastrar por el radicalismo de otros jóvenes, militantes de organizaciones antagónicas a la nuestra; debe, en todo momento, referirse a su actuación a nuestros principios y puntos de vista, y no a los de los marxistas. Con esto, que no es nada admirable, sino al contrario una grave debilidad, se desfigura la identidad propia de la democracia cristiana. A todos nos preocupan los problemas que preocupan a estos jóvenes dirigentes que es preciso disciplinar. Lo que se les censura no es su angustia por estos problemas, sino su claudicación y acomplejamiento frente a otras organizaciones políticas. Hasta prueba de lo contrario, no han dejado de ser copeyanos. Tenemos fe en que se trata además, de un problema de dimensiones reducidas, de desorientación transitoria de la JRC por falta de firmeza doctrinaria en algunos dirigentes, a quienes les ha faltado, a mi juicio, el coraje de situarse en la posición que les corresponde. En contraste con ellos, he visto un comunicado de una seccional juvenil del interior, en el cual, al preocuparse por la intervención norteamericana en Camboya y todo el resto, se cuidan de recordar la intervención soviética en Checoslovaquia, por ejemplo. En esa forma, toman su distancia con relación a los marxistas. Es muy interesante, cuando se protesta por estas cosas, no hacerlo de manera que se convierta uno en instrumento de otros. El antiimperialismo no puede ser únicamente una manera de agitar contra los norteamericanos.
Acerca de la Reforma de los Códigos de Procedimiento, propuestos por él, dijo que una de sus principales preocupaciones desde que asumió el Despacho de Justicia, ha sido el problema penitenciario, la humanización del régimen carcelario, y de la prevención y represión de la delincuencia.
- Para mí, es motivo de terrible angustia que el 80% de los reclusos de nuestras cárceles vean eternizarse sus procesos sin acabar de recibir sentencia firme, absolutoria o condenatoria. Puede dar, y se ha dado, el caso de que un hombre sea condenado a tres años de cárcel, después de haber pasado once años recluido, o peor, que sea absuelto. La "eternización" de los juicios y la falta de instrumentos que no sean el encarcelamiento, abarrotan las prisiones venezolanas, y dificultan el trato adecuado, acorde con la moderna ciencia penal, del 20% de reclusos que sí han recibido sentencia firme. Entre tanto, estos hombres están siendo castigados por una presunción, segregados de la sociedad, maculados por la presión, empujados a la amargura y el resentimiento. Hace falta que una reforma oportuna acorte los lapsos, haga que los procesos sean orales, para que los jueces penales no sean un bloque de hielo examinando un legajo de papeles en su gabinete, sino que se enfrenten al acusado, lo escuchen, entiendan así los antecedentes y las circunstancias de cada caso.

Concluyó Andrade Labarca:
- Confío que antes de salir del Despacho de Justicia, habré podido sentar las bases de esta reforma.

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