¿Porque y para que el adviento?
¿Porque y para que el adviento?
El Papa Francisco nos dice:
Adviento es ¡El horizonte de la esperanza!
“Porque el tiempo de Adviento, que nuevamente comenzamos, nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona puesto que está fundada en la Palabra de Dios”
Con estas palabras comparto estas reflexiones personales de lo que para mi es el Adviento. Tiempo de preparación, de búsqueda de la esperanza a veces perdida por muchos y para restablecer la confianza en que si puede ser feliz.
Es la invitación a recordar el pasado y celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en el pesebre.
Tiempo de preparación hacia el reencuentro de la fe y humildad de aquel que se hace carne para habitar como uno más entre nosotros, lleno de sencillez, pobreza e infinita sabiduría. Siendo uno entre nosotros nos legó sus parábolas de amor,perdón y magnanimidad de corazón.
Además nos contacta con la necesidad de hacer de nuestra vida ordinaria, algo extraordinario basados en las virtudes y prácticas que nos demostró en su corta vida como hombre.
Vivir siempre alertas a las necesidades del otro, orientados en sus enseñanzas de justicia y amor universal. Tareas retadoras para quienes somos frágiles de espíritu y no imposible si estamos comprometidos en la creación de un lugar para vivir más feliz, en el que valor a la dignidad humana prevalezca por encima de cualquier apetencia de orden inferior.
También nos invita a preparamos para que hagamos una convocatoria mundial hacia la confraternidad.
Hoy más que nunca es menester que seamos dignos hermanos para que la "majestad de su gloria" sea la que cada día afiancemos en todo lo que pensemos, sintamos y hagamos, viviendo como hijos fieles del Padre y hermanos buenos y leales a sus enseñanzas para con nosotros mismos y en nuestra vinculación con los demás.
Ésta celebración de la venida del niño dios-hombre debe ser para nosotros los cristianos de buena y férrea voluntad una invitación para que nuestros corazones y acciones reflejen en alta fidelidad el renacer de una vida colectiva e individual dentro de cánones de buenas nuevas universales, la magnánima convivencia del perdón, paz y amor. Somos convocados cada uno de nosotros a reconciliarnos con nuestra humanidad interior y con la de aquellos que profesan otras creencias. Un mundo ecuménico pleno de equidad, coherencia, integridad, humildad, es decir un antropocentrismo en el que vivamos para, por, desde una visión rebosante de tolerancia y misericordia por el otro,
La modestia del nacimiento de Jesús entre pañales de tela y ambientada en la templanza del amor de María y José en medio de la pobreza y de tantas penurias son indicadores vitales del Adviento. Por ello, con nuestra vida como personas de bien hagamos a partir de este tiempo de preparación de la Natividad del señor, el servicio que desde su despertar en la tierra y más tarde durante su vida evangelizadora nos modeló Jesus, con su ejemplo de amor, fraternidad, compasión, sencillez y magnanimidad con quienes le siguieron y persiguieron.
Porque como nos dice con grandilocuencia nuestro querido y admirable Papa Francisco “ La humildad es necesaria para la fecundidad porque sólo el señor puede dar vida”
En una Venezuela como la que nos toca vivir requerimos ser fieles al mensaje del adviento. Les incito a que además de vivir a plenitud esta bellísima celebración sigamos con Jesús sus camino de bienaventuranzas con aquellos que sufren. Dios les bendiga y les deseo una muy hermosa Navidad.
María Andrade Rodríguez
email: lacasadelosmilagros@hotmail.com
El Papa Francisco nos dice:
Adviento es ¡El horizonte de la esperanza!
“Porque el tiempo de Adviento, que nuevamente comenzamos, nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona puesto que está fundada en la Palabra de Dios”
Con estas palabras comparto estas reflexiones personales de lo que para mi es el Adviento. Tiempo de preparación, de búsqueda de la esperanza a veces perdida por muchos y para restablecer la confianza en que si puede ser feliz.
Es la invitación a recordar el pasado y celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en el pesebre.
Tiempo de preparación hacia el reencuentro de la fe y humildad de aquel que se hace carne para habitar como uno más entre nosotros, lleno de sencillez, pobreza e infinita sabiduría. Siendo uno entre nosotros nos legó sus parábolas de amor,perdón y magnanimidad de corazón.
Además nos contacta con la necesidad de hacer de nuestra vida ordinaria, algo extraordinario basados en las virtudes y prácticas que nos demostró en su corta vida como hombre.
Vivir siempre alertas a las necesidades del otro, orientados en sus enseñanzas de justicia y amor universal. Tareas retadoras para quienes somos frágiles de espíritu y no imposible si estamos comprometidos en la creación de un lugar para vivir más feliz, en el que valor a la dignidad humana prevalezca por encima de cualquier apetencia de orden inferior.
También nos invita a preparamos para que hagamos una convocatoria mundial hacia la confraternidad.
Hoy más que nunca es menester que seamos dignos hermanos para que la "majestad de su gloria" sea la que cada día afiancemos en todo lo que pensemos, sintamos y hagamos, viviendo como hijos fieles del Padre y hermanos buenos y leales a sus enseñanzas para con nosotros mismos y en nuestra vinculación con los demás.
Ésta celebración de la venida del niño dios-hombre debe ser para nosotros los cristianos de buena y férrea voluntad una invitación para que nuestros corazones y acciones reflejen en alta fidelidad el renacer de una vida colectiva e individual dentro de cánones de buenas nuevas universales, la magnánima convivencia del perdón, paz y amor. Somos convocados cada uno de nosotros a reconciliarnos con nuestra humanidad interior y con la de aquellos que profesan otras creencias. Un mundo ecuménico pleno de equidad, coherencia, integridad, humildad, es decir un antropocentrismo en el que vivamos para, por, desde una visión rebosante de tolerancia y misericordia por el otro,
La modestia del nacimiento de Jesús entre pañales de tela y ambientada en la templanza del amor de María y José en medio de la pobreza y de tantas penurias son indicadores vitales del Adviento. Por ello, con nuestra vida como personas de bien hagamos a partir de este tiempo de preparación de la Natividad del señor, el servicio que desde su despertar en la tierra y más tarde durante su vida evangelizadora nos modeló Jesus, con su ejemplo de amor, fraternidad, compasión, sencillez y magnanimidad con quienes le siguieron y persiguieron.
Porque como nos dice con grandilocuencia nuestro querido y admirable Papa Francisco “ La humildad es necesaria para la fecundidad porque sólo el señor puede dar vida”
En una Venezuela como la que nos toca vivir requerimos ser fieles al mensaje del adviento. Les incito a que además de vivir a plenitud esta bellísima celebración sigamos con Jesús sus camino de bienaventuranzas con aquellos que sufren. Dios les bendiga y les deseo una muy hermosa Navidad.
María Andrade Rodríguez
email: lacasadelosmilagros@hotmail.com
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