Venezolano Premio Nobel

Por. Dr Adolfo Brea Andrade
Sabía usted que un venezolano ganó el premio Nobel de Medicina? (si leyó bien, un venezolano) en 1980, el Prof. Dr. Baruj Benacerraf, caraqueño de nacimiento y en donde vivió hasta su adolescencia, siendo Jefe del Depto. de Inmunología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard obtuvo el premio científico más importante del mundo por descubrir el complejo mayor de histocompatibilidad, lo cuál permitió desarrollar las drogas que evitan el rechazo en transplantes.  Sabía usted que el Dr. Humherto Fernández Morán tuvo que LITERALMENTE salir huyendo del país por ser sólo durante unos meses ministro de Educación del gobierno de Pérez Jiménez,  luego de fundar el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales, actual IVIC, siendo considerado en Suecia su país de adopción una gloria científica de dicha nación, falleciendo allá rodeado del orgullo y admiración suecos? Sabía usted que Roberto Romero, marabino también,  es editor JEFE del American Journal of Obstetrics and Gynecology, jefe del Dpto. De Ginecología de la Universidad de Michigan y graduado con honores (Summa cum Laude) de LUZ? Y sabe que? Para lograr esto, todos debieron emigrar, desarraigarse, quitarse las orejeras y los falsos regionalismos y nacionalismos, porque todos ellos estaban convencidos de que un país en donde se busca que las niñas sean reinas de belleza antes que mujeres academica y laboralmente desarrolladas, donde se prefiere tener un hijo beisbolista antes que científico, médico, humanista o investigador, es un país plutocrático y espiritualmente condenado al peor de los infiernos, el de la MEDIOCRIDAD MORAL. El chavismo no es causa, sino consecuencia de la hemiplejia moral y la ceguera de razón que invadió a Venezuela. Para mí,  como para tantos miles de médicos, investigadores, hombres y mujeres de bien que ponen en el extranjero los más altos y sagrados valores de la verdadera Venezuela, el piso de Cruz Diez de Maiquetía,  no es el desarriago, ni siquiera el destierro o el exilio, es el camino a la libertad para ser lo que debe, cómo se debe y ser coherentes con nosotros mismos. El peor exilio, es el de no poder SER lo que DEBES SER

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