Ilusiones del infante

Los días transcurrían entre juegos de inocencia y espontaneidad, bajo la mirada experta de la abuela encargada de su cuido, y en compañía de ilusorios amigos que por horas deleitan su sed de fantasía. En un momento inesperado, es arrebatado de su mundo para entrar en la obligada rutina del aseo desde una ponchera en el patio, como preámbulo al temprano descanso nocturnal propiciado bajo el regazo de su cansada madre, quien le alimenta una última vez. Todo es paz en su mundo sencillo de infante.
Profesor Richard Skiner.

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