MARACAIBO SIGLO XXI

En toda fotografía encontramos una lectura de la vida de quien la captura, en algunos se traduce en pasión por la imagen, amor por lo humano, percepción particular de un acontecimientos de infinita variedad, paisaje natural o urbano; su manera de reaccionar ante lo que ve con ojos de Búho acucioso observador e intérprete del momento que observa. Cada artista lo recrea en función de la conexión que establece con hechos vividos y en ocasiones incluso son evocaciones inconsciente no reconocidas o motivaciones aún no alcanzadas que funcionan como un espejo: lo que motiva afuera remueve algo que es o esta dentro del traductor de imágenes.  La fotografía es personal e íntima y el retratista de la vida decide compartirla por variados intereses pero el espectador queda libre de hacer sus especulaciones. Hay una tecnicismo y una vivencia, lamentablemente para profesionales de la imagen se priva lo primero y pasan por desapercibido el mensaje sociológico y antropológico que transmite la foto

¿Tienes tiempo para amar, servir u odiar? Cuándo nos preguntamos esto es probable que estemos en un limbo o protegidos en un cascarón como el las tortugas?.  Más allá del amor a la familia hay un mundo que nos demanda acción pero la rutina y la carencia de un verdadero amor patrio nos incitan a evadir nuestra realidad como sí fuera la de otros y no la nuestra. Muchos piensan que el legado que deben dejar a sus herederos son bienes materiales y los bienes del espíritu pasan a un tercer nivel o quizás jamás se pensaron.  La historia nos demuestra que las grandes almas son aquellas que pensaron en la universalidad de su trascender en esta vida. Sólo espíritus llenos de sacrificio, amor, determinación y grandeza fueron capaces de transformar sus circunstancias adversas en grandes retos que luego se consolidarían en victorias para la paz, restauración de vidas y naciones asoladas por la barbarie humana.  Venezuela hoy nos demanda regresarle su historia de bravo pueblo que “el yugo lanzó, la