Nunca antes un animal había tenido tanto peso en la selección. ¿Casualidad, ficción, instintos visuales? Lo cierto es que un pequeño cefalópodo de ocho patas tuvo en vilo a 47 millones de españoles que, aferrados a Paul como a un clavo ardiendo -en algo hay que creer, ¿no?- soñaron con ver por primera vez en su historia a la selección española luchando por el título mundial. El acuario del acuario alemán Sea Life, de Oberhausen, ha tenido en la figura de un pulpo a su mejor relaciones públicas. Ha conseguido traspasar fronteras. Es el más idolatrado. Consiguió acertar las cuatro victorias de Alemania, pero huyó de la respuesta fácil a la hora de reconocer las derrotas de la selección alemana que se iban a producir ante Serbia y España. El fenómeno Paul ha sido increíble. El Pulpo Paul ya tiene más de 450.000 resultados en buscadores. Páginas webs, varias cuentas en Twitter -la popular aplicación de microblogging- le rinden homenaje. Ha entrado en las redes sociales por la puerta gran